Emergencia sanitaria - Edificios pasivos en Chile: cómo protegen nuestra salud de factores de riesgo
Este tipo de edificaciones cuentan con un filtro de aire similar a los de uso hospitalario, por lo que el ambiente al interior está siempre libre de partículas contaminantes, polen, polvo y ácaros. Dos proyectos de este tipo ya se construyen en Santiago.
Santiago, Abril 2020.- Todos sabemos lo importante que es cuidar nuestra salud, sobre todo en el complejo escenario de emergencia sanitaria que estamos viviendo en el mundo. En este contexto, es esencial disminuir nuestra exposición a los patógenos externos que se encuentran en el aire y el lugar donde vivimos puede ser un gran aliado.
“En tiempos de cuarentena, se hace muy relevante pensar de qué manera el hogar que habitamos es capaz de protegernos de factores de riesgo que debiliten o compliquen aún más nuestra salud. En 90 países de Europa, América de Norte y China, se ha comprobado que el estándar alemán de construcción Passivhaus, es capaz de generar ambientes interiores más limpios y sanos que una vivienda convencional, con altos estándares de eficiencia energética”, explica Cristina Jiménez, directora ejecutiva de Instituto Passivhaus Chile (IPHCL), organismo representante de la certificación en nuestro país.
Su efectividad y eficiencia ha provocado que alrededor del mundo aumenten exponencialmente los metros cuadrados de proyectos Passivhaus, incluyendo colegios, hospitales, malls, templos religiosos y gimnasios, entre otras edificaciones de uso público y privado.
Actualmente en Santiago se están desarrollando dos edificios residenciales Passivhaus, en las comunas de Providencia y Ñuñoa, que serán los dos primeros en su tipo en Latinoamérica. “Una de las grandes ventajas de este tipo de edificios es que ‘respiran’ a través un sistema de ventilación HRV que cuenta con un filtro de aire F7 o similar. Como consecuencia, el aire al interior de los departamentos está siempre libre de partículas contaminantes, polen, polvo y ácaros, transformándose un ambiente ideal para personas asmáticas, con enfermedades respiratorias crónicas y de la tercera edad”, comenta Loreto Malig, subgerente comercial de Inmobiliaria Urbes.
A juicio de la ejecutiva, no cabe duda de que la forma de construir y diseñar la viviendas cambiará completamente a raíz de la pandemia de COVID-19, con el objetivo de mejorar nuestra respuesta frente a cualquier emergencia sanitaria y reducir esa sensación de fragilidad que estamos experimentando actualmente.
“Cuidar el interior de nuestros hogares para que esté lo más limpio y saludable posible, va a ser en adelante una preocupación constante. Por ejemplo, actualmente, los especialistas de la salud recomiendan ventilar nuestras viviendas abriendo las ventanas para renovar el aire al interior. Sin embargo, en invierno puede ser complicado, porque esta acción deja entrar el frío, el material particulado, los alérgenos y agentes externos que pueden afectarnos. En cambio, al vivir en un edificio Passivhaus, esta acción ya no es necesaria, porque el departamento se ventila solo”, sostiene Loreto Malig.
La directora ejecutiva de IPHCL además destaca lo importante que es reducir la humedad al interior, para descartar aún más los factores de riesgo para nuestra salud. “Cuando la vivienda no es eficiente ni hermética, requiere calefacción en exceso. Esto, sumado a una mala ventilación, hace que la concentración de humedad al interior aumente, provocando que la vivienda se “enferme”. Comienzan a aparecer hongos en los rincones, que son los causantes de muchas patologías. El estándar Passivhaus disminuiría sustancialmente la tasa de enfermedades respiratorias, transformándolas en “casas sanas”, finaliza Cristina Jiménez.
Fuente: Grupo Aparte Comunicaciones