¿Qué puede ofrecer el uso de bitcoins al mercado de bienes raíces?
Lo que hace algunos años podría ser una escena de una película futurista es hoy una realidad: ciudades como Miami en Estados Unidos; Glasgow en Escocia; Morkov en Dinamarca; Colchester en Reino Unido; Dubai en los Emiratos Arabes y Tarragona en España han hecho negociaciones de inmuebles con bitcoins como método de pago. Si bien es cierto que este tipo de operaciones resultan más comunes en propiedades de alto costo, el hecho de que las empresas de bienes raíces comiencen a extender su uso podría significar la expansión de esta práctica a nivel mundial.
Los financieros tradicionales podrían preguntarse qué beneficios ofrece el bitcoin al mercado de bienes raíces. A continuación, algunas respuestas:
El bitcoin permite movilizar la cantidad de fondos deseada, sin la necesidad de solicitar permisos a las entidades financieras.
Si el comprador desea estar en el anonimato, puede hacerlo.
Proporciona una plataforma sin fronteras, sin derechos de propiedad para el pago, el fideicomiso y la grabación del título.
El bitcoin no es una moneda nacional o notariada por un gobierno local, por lo tanto se tiene acceso a ella, sin importar el país donde se resida.
El uso de bitcoin permite que agentes, desarrolladores, prestamistas e inversores se conecten entre sí, a través de la plataforma blockchain.
Ofrece un mejor sistema para el seguimiento de los registros de propiedad, a través de la criptografía.
¿Cuánto vale un inmueble en bitcoins?
La primera propiedad vendida con bitcoins como forma de pago en Tarragona, España, a finales del 2017, tuvo un valor de 40 BTC, el cual se estableció bajo una tasa de cambio acordada de €13.750 por BTC, lo que sumó un costo total de €550.000 por el inmueble para el momento de su venta.
También a finales del año pasado, en Austin, Texas, se realizó la venta de la primera propiedad enteramente pagada con bitcoins. Su costo superó un poco el millón de dólares, aproximadamente 276.4 bitcoins.
En resumen, el uso de bitcoin reduce los costos, elimina fraudes, acelera las transacciones, democratiza la inversión, aumenta la privacidad financiera y la internacionalización de los mercados, además de enfatizar la igualdad y hacer de los bienes raíces un activo líquido y, sobre todo, esta tecnología hace más seguras y transparentes las negociaciones inmobiliarias.
Fuente Breal - MEG
