Casas pareadas se modernizan bajo el concepto townhouse y un tercio de la oferta se concentra en sec
Se trata de viviendas adosadas de tres pisos (algunas incluso de dos) que han comenzado a ganar protagonismo en los barrios consolidados de Santiago y donde no es posible la edificación en altura.
Las viviendas pareadas han tenido una fuerte reinvención en los últimos años, principalmente con el arribo del concepto extranjero de townhouse a la oferta inmobiliaria capitalina, que propone casas adosadas con fachadas modernas, dispuestas, por lo general, en hileras de entre siete y 10 inmuebles, la mayoría de tres pisos, aunque hay algunos de dos niveles que también se incluyen en la denominación.
En la actualidad hay 15 proyectos en venta en el Gran Santiago, cinco de ellos emplazados en la zona oriente: La Reina (uno), Ñuñoa (dos), Vitacura (uno) y Peñalolén (uno), según un estudio de Colliers International.
Ante la menor incidencia del terreno en el valor final, los precios son más asequibles a una casa tradicional emplazada en un piso, lo que explicaría su alta demanda. “Una vivienda aislada en Ñuñoa cuesta prácticamente el doble de lo que sale una de estas alternativas”, señala Francisco Huberman. Según los datos de Colliers, en Ñuñoa el precio promedio de las town houses es de 7.872 UF, con una superficie promedio de 105 m {+2} .
Para Huberman, aunque son casas, este tipo de inmuebles finalmente compiten de forma directa con la oferta en altura: “Valen un poco más que un departamento del mismo tamaño y ubicación, pero la gente tiene patio, puede hacer un asado y no hay vecinos arriba o abajo”, precisa.
En sus proyectos, los gastos comunes bordean los $15 mil mensuales, cifra baja respecto a un edificio que, por lo general, supera los $100 mil en el sector oriente, lo que se explica porque no hay mantenciones de calderas ni ascensores, entre otros.
“Finalmente, el gasto mensual se equipara al de un departamento, pues si bien el dividendo de la town house puede ser un poco más caro, los gastos comunes son muy inferiores”, indica Huberman.
Compradores son en su mayoría jóvenes
La mayoría son familias jóvenes o personas separadas, pero con niños pequeños, aunque también hay personas mayores que optan por esta opción habitacional: “La escalera no es un problema porque muchos vienen de casas de dos pisos, por lo que están acostumbrados. Es gente que se quiere achicar, y están entre esto o un departamento”.
Los compradores se fijan mucho en el tamaño de los recintos, asegura Pablo Grossberg, uno de los socios de Grupo Orion: “Los espacios deben ser lo más amplios posibles, por lo que la distribución es un elemento clave”.
Con la idea de optimizar las circulaciones, en Lo Campino han instalado el living, comedor y cocina en el segundo piso, mientras que el nivel inferior y el tercero quedan con dormitorios. “Con esto se da la sensación de vivir en una casa de dos pisos, porque solo hay que subir o bajar un piso”, subraya José Miguel Guzmán.
La luminosidad es otro elemento protagónico en este tipo de viviendas, sobre todo considerando que las casas adosadas disponen de dos frentes menos.
“Nos preocupamos de que todas las habitaciones queden mirando al norte, mientras que el baño y la logia quedan hacia el sur”, destaca Huberman. Por su parte, en Lo Campino disponen de ventanas en lugares que consideran estratégicos, como las cajas de escalera, los dormitorios y la sala de estar.
Al estar un inmueble al lado del otro, este tipo de propiedad gana en eficiencia energética, pero pierde en privacidad, advierte Solari. Según la experiencia de Grossberg, las unidades más demandadas son las de las esquinas, ya que hay menos contacto entre los vecinos.
De todas formas, una particularidad de la town house en Chile es que, por lo general, ofrecen patio de uso y goce exclusivo, mientras que en el formato original, que se usa en Europa y EE.UU., el jardín es comunitario.
Evolución hacia formatos más pequeños
A futuro, la presencia de este tipo de desarrollo residencial debiera ser cada vez más fuerte en el mercado santiaguino. Guzmán proyecta que se concentrarán en aquellos sectores que gocen de una amplia demanda, gracias a su equipamiento y servicios:
“Debe ser un lugar muy potente, donde la gente quiere vivir, pero quizás no les alcanza el presupuesto para comprar una casa sola, pues el suelo está muy caro”, dice.
Asimismo, debiera surgir de forma más intensa en aquellas zonas donde se prohíbe el desarrollo en altura, añade Huberman: “Muchas comunas han restringido sus planes reguladores y ya no quieren edificios, por lo que este tipo de densificación tomará fuerza, al ser amigable y no invasiva, porque no se ve alterada la escala de barrio”.
Para adelante, Grossberg cree que comunas como Macul, La Florida y Puente Alto debieran potenciar su oferta de town houses , además de consolidarse en el sector oriente. Actualmente, Grupo Orion tiene un proyecto en oferta en La Reina, ya ha comercializado dos desarrollos en Ñuñoa y va a salir a la venta con dos más en los próximos meses en Las Condes.
En cuanto a la composición de la oferta, Grossberg cree que el nuevo formato debiera ingresar con superficies más acotadas: “En Alemania, por ejemplo, están haciendo town houses, pero tipo loft de 50 m2. Eso es lo que debiera pasar acá”.
Actualmente, la oferta en la mayoría de las comunas del Gran Santiago supera los 100 m2 promedio, e incluso en Vitacura sobrepasa los 300 m2.